OSS
Y el año nuevo quedo viejo, despojandose de sus doce pétalos para renacer en una nueva y repetida numerología mágica.
Para brindar por lo que sucedió hay mucho, pero especialmente este año me da a despedirlo por esas estrellas fugaces en las que viajaron mis amigos.
Un amigo que diciembre se cargó en la espalda y quien sabe hasta donde lo va a llevar.
Disculpen si me ven en falta, si estoy errando el camino, pero los amigos de la infancia es como si estuvieramos todos muertos desde hace mucho.
Sin dudas esa vida que tan bien vivimos se nos fue cuando dejamos de ser uno, cuando decidimos hacer cada uno su vida, por más que esporadicamente continuaramos viendonos.
A veces me pregunto si fue tan mala nuestra infancia/adolescencia y juventud que cambiamos tan rotundamente. Matamos al niño, no lo dejamos que siga con vida. Sé que en muchas oportunidades volvemos a serlo y es como un secreto complice entre ese niño enterrado con la cabeza afuera de la tierra por si es que aún le queda algo por decir.
Qizás no seamos mas que el intento por no ser mas ese niño y uno se haya convertido en marinero, otro en mozo y chofer, otro en sobreviviente, otro se fue a Mex, otro en vino y yo en karate. La esperanza que me queda es que al menos hayamos disfrutado de las sutilezas, de las miradas con chispita, de los modismos de la yiria o el yeite, de esas musicas que no mostraban otros paisajes.
Sin dudas queda mucha vida aún, para compartir con gente ajena a esos chicos que se debian la vida solo porque sí.
Desde ayer que me enteré de la noticia, que no se como se hace para despedir o donde poner esa parte muerta de mi.
Desde acá saludo a su familia, no quiero ir a verme en el salón de los espejos rotos.
Levanto la copa para saludar a todos los Kenyu y sus familiares y amigos.
PD: Ayer estuve cortando la calle y prendiendo fuego porque hace tres semanas que estamos sin luz.
OSS